Entre bambalinas: estreno de “Un mirlo blanco”.
Ya os hemos venido contando estos días atrás, que el día 14 de mayo domingo, estrenábamos el montaje teatral “Un mirlo blanco” en el auditorio de Berriozar. Se estrenó allí porque el grupo que lo puso en escena es “5senti2” grupo amateur de la localidad. Al ser dirigidos por Xabier Flamarique, mi director en el espectáculo “Poesicilina”, tuvieron a bien llamarme para colaborar con ellos en uno de los papeles.
No os voy a contar en este escrito como fue el estreno, ya que no es mi labor, aunque os puedo asegurar que fue un éxito tanto de asistencia de público, como de satisfacción por lo visto allá del mismo. Os contaré como este humilde actor, y me imagino que al resto le pasa algo parecido, vive este y otros estrenos.
Detrás de un estreno hay algunos meses de trabajo, pero casi sin darte cuenta, de pronto solo falta una semana para que llegue, y las cosquillas en el estómago empiezan a funcionar. Como dije hace poco “esa desagradable sensación de cosquillas en el estómago que tanto me gusta”, alguien me dijo una vez que cuando no las sintiera, dejara este oficio, afortunadamente me pasa cada vez, sea estreno o no, asi que seguiremos.
Y llega el día y la hora, antes de nada, nos abrazamos y nos deseamos “mucha mierda” y yo no puedo evitar emocionarme, porque esto es mi vida, y me siento un privilegiado al poder estar ahí con mis compañeros para hacer lo que más me gusta “actuar”.
Y ya estamos, el teatro casi lleno, las luces se apagan y vienen los mensajes de apagar móviles y demás. La función va a comenzar, y en algunas ocasiones, tu mente se queda en blanco, y tienes ganas de echar a correr, y te meas, y te…, pero ya no hay nada que hacer, tus compañeros ya han comenzado con su texto, asi que habra que salir a escena cuando toque.
Y estas con ellos, y sabes que no van a fallar, y que seguirán adelante, aunque en alguna ocasión lo que dicen no sea exactamente el texto estudiado, pero cuando estas en escena ya no eres tú, estás viviendo otra vida, y el personaje te lleva, y todo va a las mil maravillas.
La función termina, saludamos, y esa sensación que sentimos no puede explicarse, solo se siente ahí, después de soltar toda la adrenalina en el escenario y disfrutar del trabajo bien hecho.
Gracias, Marian, Mayka, Lidia, Txuma y Xabi por haber contado conmigo para este trabajo. Espero que lo hagamos muchas más veces, os quiero.
Peio Etxarri